Tener los frenos en mal estado aumenta la distancia de detención del vehículo, reduce sus prestaciones e incrementa notablemente el riesgo de sufrir un accidente grave. No en vano, el 13% de los defectos graves detectados en las Inspecciones Técnicas de Vehículos en 2021 se debieron a este importante sistema mecánico. Además, su mal uso puede causar un mayor desgaste de sus componentes y una mayor contaminación, ya que puede aumentar el consumo de combustible entre 2 y 4 litros cada 100 kilómetros. Pero, ¿cuándo cambiar algunos de sus elementos? Y, sobre todo, ¿cómo utilizarlo?

Los indicios con claros: si siente más holgura o más dureza de la habitual o percibe vibraciones o ruidos estridentes al frenar, puede que el sistema esté dando síntomas de agotamiento. Para verificarlo, debe saber que las pastillas cuentan con un testigo propio y que las rayaduras o el desgaste irregular en los discos puede indicar que es hora de reemplazarlos. En cualquier caso, si duda, lleve el coche al taller cuanto antes. No solo es una cuestión de seguridad, sino también económica.

¿Cuánto duran las pastillas y discos de freno?

Las pastillas de freno duran entre 30.000 y 40.000 kilómetros dependiendo, entre otros factores, de la calidad de los componentes, del estilo de conducción y del peso y masa del coche. En principio, su precio no es muy elevado; varía mucho en función del modelo, de la marca y de la calidad elegida, pero su importe puede rondar los 60 euros. En cualquier caso, conviene no prolongar su uso más allá de lo razonable, ya que unas pastillas excesivamente desgastadas pueden dañar los discos, lo que eleva considerablemente la factura de reparación.

Los discos de freno duran mucho más: entre 100.000 y 120.000 kilómetros, dependiendo también de la conducción, la calidad del producto, el coche y la superficie por donde se suele circular. En cualquier caso, hay packs de instalación de discos y pastillas por unos 200 euros, pero el precio varía mucho según el modelo del vehículo.

¿Cómo debo frenar?

Frenar es uno de los procesos más críticos a la hora de evitar riesgos innecesarios en carretera y para el que es importante tener presente una serie de cuestiones:

1. Cuando vaya a detenerse en un semáforo, si es posible, desacelere antes de frenar evitando detenciones bruscas. Hágalo de forma progresiva y aumentando la intensidad.
2. Cuando vaya acercándose a su lugar de detención, no olvide mirar por el espejo retrovisor. Las colisiones por alcance son de las más habituales en la circulación y algunas de ellas pueden ser mortales.
3. En las curvas, no frene en el desarrollo del trazado, ya que puede salirse de la vía. Hágalo antes y acelere levemente durante el recorrido, algo que dotará al coche de más estabilidad.
4. Cuando vaya a tomar una salida en la autopista, no frene nunca antes de entrar en ella. Desacelere con tiempo, indique la maniobra, tome la salida y frene cuando se encuentre en el carril de desaceleración. Tenga en cuenta que los frenazos bruscos a altas velocidades pueden producir accidentes muy graves. 
5. Cuidado con las pendientes. Cuando baje un puerto de montaña o similar, no abuse del freno. Sobrecalentarlo puede provocar una sobrecarga del sistema, sobre todo en el eje delantero. Frene antes de cada curva de forma suave, utilice el freno motor, y al salir, ponga una marcha más larga, siempre que las circunstancias lo aconsejen. 
6. Distancia de seguridad. Para evitar frenazos bruscos, mantenga siempre la distancia de seguridad con el vehículo precedente. Eso le permitirá responder correctamente a cualquier imprevisto sin correr riesgos innecesarios.