Seguridad Vial

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Nils Bohlin, el hombre que salvó un millón de vidas

NOTICIA - Seguridad Vial - Actualidad

05/12/2022

Nils Bohlin, el hombre que salvó un millón de vidas

Si se preguntara por los investigadores que más vidas han salvado en la historia de la humanidad, muchos atribuirían el mérito a grandes figuras de la ciencia como Pasteur, Fleming o Jenner. Sin embargo, muy pocos se acordarían de un modesto ingeniero sueco que, tras trabajar varios años en la industria aeronáutica, creó el cinturón de seguridad de tres puntos para la automoción, salvando un millón de vidas. Su nombre: Nils Bohlin, uno de los padres de la seguridad pasiva.

Cuando fue contratado por Volvo, Nils Bohlin era un joven ingeniero que trabajaba en la fabricación del avión de combate Lomas Draker J35, del que llegó a diseñar su asiento eyectable. Al observar en su nuevo trabajo las graves lesiones que sufrían los automovilistas en caso de frenazo o colisión, decidió aprovechar sus conocimientos físicos para mitigar los efectos de la inercia en la conducción, mejorando los escasos y rudimentarios sistemas de retención existentes hasta aquel momento.

Los primeros cinturones de seguridad nacieron en los coches de caballos y en la aviación desde épocas muy tempranas, aunque obedecían a necesidades muy diferentes a las de la automoción. Pero viendo sus posibilidades y su utilidad, algunos coches, como el desaparecido Preston Tucker Torpedo, decidieron incorporar de serie cinturones de seguridad de dos puntos a finales de los años 40, una iniciativa que, años más tarde, secundaron SAAB y Ford en varios de sus modelos.

Sin embargo, fue Nils Bohlin quien propuso implementar un sistema de retención de tres puntos compuesto por una banda de sujeción sobre la cintura y otra que trazara una diagonal sobre el torso humano, fijando ambas líneas con dos anclajes independientes instalados a cada lado del asiento. El concepto era sencillo: cuando se producía un frenazo fuerte o un impacto, la cinta fijaba al conductor o al pasajero a su asiento, evitando que se golpeara contra el volante, el salpicadero, o, mucho peor aún, que saliera despedido a través del parabrisas.

Este sistema, que se incorporó de serie en el Volvo Amazon en 1959, mejoraba notablemente los resultados de los anteriores sistemas de sujeción. De hecho, el propio Bohlin estimó que su cinturón de seguridad podría llegar a reducir las lesiones y las muertes en accidentes en carretera entre un 50 y un 60%. No se equivocó en mucho: se estima que, desde su creación, el cinturón que diseñó ha salvado la vida a un millón de personas.

Aunque el cinturón de tres puntos fue registrado como patente, su importancia y trascendencia llevó a Volvo a renunciar a sus derechos, con el objetivo de que cualquier fabricante de coches que deseara incorporarlo a sus diseños pudiera hacerlo libremente.

La batalla sobre su uso

Aunque su invención constituyó un gran hito en la historia de la seguridad vial, la aceptación y el uso del cinturón de seguridad entre los fabricantes y los conductores fue muy tímida al principio. La generalización del uso del automóvil y los valores que pretendía transmitir (libertad, independencia, emoción) parecía contradecir el hecho de fijarse al asiento con una cinta, por lo que algunas marcas se negaron a incorporarlo a sus modelos, sobre todo a los que se dirigían al público más joven.

Se calcula que, en los años 80, solamente el 11% de los norteamericanos usaban el cinturón de seguridad de forma habitual en sus desplazamientos, lo que suponía una sangría de vidas absolutamente inaceptable. Conscientes de ello, las autoridades comenzaron a realizar campañas de concienciación que allanaron el camino para su obligatoriedad, pero no fue hasta 1984 cuando el Estado de Nueva York se convirtió en el primero en instaurar por ley la necesidad de usar el cinturón, una iniciativa a la que se adhirieron otros muchos territorios americanos con el lema “Click It or Ticket” (“Abróchatelo o multa”).

En Europa la evolución fue más temprana. El primer país en hacer obligatorio el cinturón de seguridad por ley fue Checoslovaquia en 1969. Francia le siguió en 1973 y España en 1975, aunque lo restringió a los asientos delanteros, retrasando el uso en los traseros hasta el año 1992.

Pese a que muchas veces se piensa que es un debate superado, lo cierto es que las cifras oficiales aún asombran. Según la DGT, 1 de cada 4 fallecidos en accidente de tráfico en España no llevaba puesto el cinturón de seguridad, un porcentaje que, en el caso de los heridos graves, llega hasta el 15%. Unos datos que deben hacernos reflexionar: nos multen o no, vayamos muy lejos o cerca, debemos abrocharnos siempre el cinturón de seguridad. Nos va la vida en ello.