I

No hay unanimidad a la hora de identificar el primer accidente automovilístico de la historia, pero la mayoría de los registros los sitúan a finales del siglo XIX y principios del XX.  En concreto en Irlanda, en 1896, cuando Mary Ward, una pasajera de un automóvil a vapor construido por sus primos, fue atropellada por su propio vehículo al caerse en marcha. Del mismo año es el accidente sufrido en Londres por Bridget Discoll, modista de 45 años que fue atropellada a la endiablada velocidad de 6 km/h y que, según los diarios de la época, “quedó extasiada viendo el coche acercarse y fue atropellada”. El conductor fue juzgado y declarado “no culpable”, ya que el suceso fue calificado de “desgraciado accidente”.

II

En España siempre se dijo que el primer accidente mortal ocurrió en 1908, en un viaje realizado de Sevilla a Córdoba para presenciar una corrida de toros. A la altura de Fuentes de Andalucía, el vehículo sufrió un reventón en uno de sus neumáticos, lo que provocó que cayera por un terraplén y aplastara a uno de sus ocupantes, concretamente al marqués de La Cueva, a la sazón propietario del coche. Los periódicos de la época describen hasta el sepelio y la consternación que causó en la capital, pero algunas investigaciones recientes parecen desmentir la historia, ya que, según otras fuentes, el presunto fallecido murió en otro accidente de tráfico en la carretera Madrid-Irún años más tarde. En cualquier caso, al accidente de Fuentes de Andalucía se le recuerda con una cruz, conocida como la “Cruz del Marqué”, que aun hoy, con muerto o sin él, sigue conmemorando el que se tiene por primer accidente mortal de nuestro país.

III

Al hilo de las señales en la carretera, cabe destacar que se trata de una práctica de hace muchos siglos. Los miliarios romanos indicaban concienzudamente el punto de la vía en la que se encontraba el viajero, el nombre del emperador que la construyó y la distancia a la que quedaba la ciudad eterna, aunque en la época moderna el origen fue mucho más humilde. Preocupado por la proliferación de vehículos en su ciudad, William Phelps Eno colocó la primera señal de “STOP” en un cruce de caminos de Detroit especialmente peligroso. La señal era cuadrada, de fondo blanca y letras negras, un diseño muy diferente al actual, que es la única con forma octogonal. ¿La razón del diseño actual? Que pueda ser reconocida por los conductores incluso por detrás.