España es uno de los países con más rotondas. Empleadas para regular la circulación en cruces complicados o peligrosos, su propósito es hacer el tráfico más fluido y dar mayor seguridad a los usuarios de la vía. Sin embargo, según datos de la Dirección General de Tráfico (DGT), las glorietas registraron solo en 2020 más de 7.100 siniestros con víctimas, 433 heridos graves y 61 fallecidos. Uno de cada tres conductores implicados en siniestros en glorietas cometía alguna infracción, principalmente no respetar la prioridad, la velocidad excesiva y no mantener la distancia de seguridad.

Velocidad excesiva

Acceder a una rotonda con exceso de velocidad puede provocar una colisión con los vehículos que circulan por ella a la velocidad adecuada, que nuestro automóvil se salga de la vía o un atropello de peatones que crucen en un paso de cebra ubicado en la salida de la glorieta. 

El vehículo que circula por el interior tiene preferencia

Antes de incorporarnos a una rotonda, debemos tener claro que, salvo que un semáforo o señal marque lo contrario o en el caso de vehículos prioritarios como ambulancias en servicios, los vehículos que ya circulan por el interior de la glorieta tienen prioridad sobre los que van a entrar en ella.

Circular por el carril correcto

Circularemos por el carril exterior de la rotonda siempre que vayamos a tomar la primera salida. En caso contrario, circularemos por el interior de la glorieta y tomaremos el carril exterior justo después de pasar la salida anterior a la nuestra; en caso de no poder hacerlo acceder al carril exterior porque circulen otros vehículos por él, daremos vueltas por el carril interior hasta que podamos hacerlo con seguridad. Por otro lado, en ningún caso debe acortarse la glorieta atravesando sus carriles.

Señalizar con intermitentes

Es obligatorio señalizar la maniobra con antelación suficiente mediante los intermitentes para advertir y no sorprender al resto de conductores.