Cuando hablas con Ana Novella, hablas con una madre en el sentido más amplio y hermoso de la palabra. Porque Ana ni olvida ni quiere hacerlo. El 27 de octubre de 2001, un coche que circulaba a casi 100 kilómetros por hora por las calles de Valencia atropelló a Pablo, de solo 4 años, que aguardaba junto a su padre y su hermano mayor, de 9 años, en un paso de peatones. Una tragedia que, tal y como dice ella, no fue un accidente, sino una imprudencia, un homicidio.

Desde aquel fatídico día, Ana decidió dedicar su vida a evitar que otras personas pasaran por el infierno que le había tocado vivir a ella; una decisión llena de valentía, fortaleza y generosidad. Por eso, desde STOP Accidentes, asociación que preside, lucha por brindar una atención integral a las víctimas de siniestros de tráfico y a sus familiares, previniendo la violencia vial e impulsando la adopción de medidas urgentes para acabar con la inmensa tragedia que suponen las muertes en carretera. O como dice ella: “STOP Accidentes nace ante la indiferencia y el olvido de la sociedad hacia las víctimas de los siniestros de tráfico, con el objetivo de reagrupar a las víctimas, hacer oír nuestras voces y que la sociedad sepa ese después que queda tras un siniestro vial”. 

Propuestas y reivindicaciones

STOP accidentes no solo brinda apoyo psicológico, jurídico y social a las víctimas de accidentes de tráfico y sus familias, sino que trata de dinamizar el debate sobre seguridad vial con propuestas y reivindicaciones que, en su opinión, contribuirían a reducir el número de fallecidos en nuestras calles y carreteras. 

Una de ellas es la creación de una agencia de movilidad y una Secretaría de Estado de Seguridad Vial, que según Ana Novella ayudarían a “aglutinar a todas las víctimas”. También reclama juzgados especializados en violencia vial, lo que haría que “los jueces estuviesen mucho más sensibilizados, puesto que habría que formarse no solo en la aplicación del Código Penal, sino también en poder escuchar a la víctima. Y pone un ejemplo: “en mi caso yo soy una víctima indirecta, porque mataron a mi hijo pero como yo no estaba en el momento, tuve que estar en el último banco esperando, viendo el juicio sin poder hablar”. 

Además, cree que el Código Penal necesita ser reformado de nuevo en materia de seguridad vial: “deberíamos cambiar el homicidio imprudente por el homicidio vial”, ya que “la gente reacciona cuando va a perder su permiso de conducir o sufrir una condena o un castigo fuerte. Nos encantaría que fuera por concienciación y sensibilización, pero no es así”. Ana desea que la seguridad en el tráfico vuelva al centro del debate político, ya que “ha dejado de ser una prioridad política, no lo es actualmente. En su momento sí lo fue, con la aprobación del permiso por punto, que hizo mucho, pero ahora no lo es”.

Por último, tiene un recuerdo con el Premio Periodístico de Seguridad Vial de la Fundación Línea Directa: “El Premio Periodístico ha ido creciendo en el tiempo y los consideramos muy importante de cara a reconocer la labor de los periodistas, tanto a la hora dar las noticias sobre seguridad vial cómo de enfocarlas”.