El modelo de negocio de Línea Directa hizo que, desde su creación en 1995, tuviera un contacto muy estrecho con la realidad que suponen los accidentes de tráfico. Fruto de ello, la compañía comenzó a impulsar potentes iniciativas con el objetivo de promocionar la seguridad vial y acabar con una lacra que, cada año, marca para siempre la vida de millones de personas en todo el mundo.

Gracias a esa determinación, en el año 2014 se creó la Fundación Línea Directa, una organización sin ánimo de lucro que, bajo el lema “Aquí y ahora”, tiene por objetivo reducir la mortalidad en carretera en España. La Fundación, que se ha convertido en una de las instituciones más prestigiosas en su ámbito, cuenta con cuatro líneas de actuación: la divulgación, a través de las que organiza importantes eventos como el Premio Periodístico de Seguridad Vial; la investigación, en la que se elaboran estudios que alcanzan una gran repercusión en los medios de comunicación y, por último, las líneas de actuación de acción social y de formación.

Bajo estas dos líneas de actuación, la Fundación organiza un amplio abanico de acciones con el objetivo de destacar los aspectos más relevantes de la accidentalidad, como el Premio Emprendedores, cursos sobre seguridad vial y o la edición de cuentos para comprar Sillas Infantiles destinadas a familias en riesgo de exclusión social.

Concienciar hacia dentro para influir hacia fuera

Hasta ahora, casi todas las acciones de la Fundación Línea Directa tenían una proyección externa. Por eso, a finales del año pasado, la organización decidió celebrar el Día de la Seguridad Vial en la compañía para implicar a los más de 2.400 empleados de la compañía en el objetivo de acabar con las muertes en accidentes de tráfico.

Para ello, la Fundación Línea Directa puso a disposición de sus empleados cuatro simuladores de conducción en sus instalaciones. Estos simuladores reproducían diversas situaciones, como el vuelco, en el que se da un giro de 360º y en el que se aprende la importancia de llevar bien abrochado el cinturón de seguridad; dos simuladores de circulación, donde se experimentan cómo es conducir bajo distintas circunstancias; un simulador de impacto y, por último, un simulador de efectos del alcohol y drogas.

La segunda actividad fue una ponencia impartida por AESLEME, una de las asociaciones de lesionados medulares más importantes de nuestro país que, entre otras distinciones, cuenta con la Medalla al Mérito de la Seguridad Vial del Ministerio del Interior. La charla, especialmente dirigida a los expertos en Daños Corporales del Área de Servicios y Prestaciones, contó con la colaboración de Nuria Pérez psicóloga y Responsable del Departamento de Atención a Víctimas en AESLEME, que explicó los miedos y los grandes cambios a los que se enfrentan los grandes lesionados tras una accidente de tráfico, como su vida laboral, la adaptación de la vivienda, la dependencia de terceros o la vida afectiva, entre otros muchos aspectos.